Jacques Sagot es pianista, escritor, cuentista, columnista y ex diplomático costarricense. Galardonado con el Premio Nacional Joaquín García Monge, entre otros reconocimientos. Sagot se gradúa en el año 2000 de la Rice University con un doctorado en artes musicales; adicionalmente, posee también un doctorado en estudios culturales franceses del mismo centro de educación superior. Obtuvo el Premio Nacional de Música de Costa Rica en 1996, el Premio Nacional de Literatura en 2001 y de nuevo el Premio Nacional de Música en 2009, año en que también recibe el Premio Nacional Joaquín García Monge. Internacionalmente ha sido acreedor al Premio Herbert Russalem de interpretación pianística en 1990, Premio al mejor intérprete de la Universidad Estatal de Arizona en 1991 y Premio Ferguson al mejor estudiante en Rice. Sagot ha dado conciertos en Norteamérica y Sudamérica, Europa y Japón, incluyendo recitales en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas y la Sala de las Américas. Además se ha desempeñado como productor de programas televisivos y radiofónicos culturales. Declarado por el gobierno de Francia Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. Como escritor ha sido autor de; Cuentos mágicos y góticos (1998), Cuentos de Plenilunio (2001) que ganó el Premio Nacional de Cuento, Ella (2003), Pensamiento en forja I y II (2003), Las muertes que muero (2005), Siempre Ella (2008), El gozo de la música (2009), Lo que amo (2013) y Viviana Gallardo fue mi amiga (2020), así como a menudo escribe artículos en diarios nacionales.
En su conferencia Jacques Sagot propone una exploración transdisciplinaria de las correspondencias y analogías existentes entre las artes: música, plástica, escultura, danza, poesía. Revisará y ampliará la clásica noción de sinestesia que Baudelaire celebra en sus Flores del Mal. Su propósito es señalar la profunda unidad de la experiencia estética, la manera en que todas las manifestaciones artísticas parecen estructurarse en una red de conexiones sin fin. Este abordaje de las artes nos permitirá experimentar el mundo, el reino de las sensaciones, como unidad, como un sistema de equivalencias que se manifiestan, en el plano fenoménico, cual diferentes estímulos, pero que está unidas por un fondo común. Esta vivencia totalizadora, integradora, propenderá naturalmente a una experiencia de la belleza que se acerca mucho al misticismo. El éxtasis místico se revela como una experiencia estética, y el éxtasis estético asume el carácter del éxtasis místico. En suma, la unitas multiplex.